lunes, 1 de agosto de 2011

Escritos dispersos y no dispersados





Poesías extraídas del libro “Escritos dispersos y no dispersados” 2010





La Universidad Pedro Henriquez Ureña de Santo Domingo lo incluyó entre los libros de poesías moderna de someter a sus estudiantes.

L’Università Pedro Henriquez Ureña di Santo Domingo l’ha inserito tra i libri di poesia moderna da sottoporre ai suoi studenti.







Caín

Eres malo y ambiguo traidor,
pasaste el limite mistificador,
fuiste de la familia la ruina,
nadie te indicó una doctrina.

Les odio a todos los hermanos,
reptan tal disgustosos gusanos,
dentro tienen mucha envidia,
viven en un estado de perfidia.

Vida, castiga este podrido maloliente,
me calumnia porque nací diferente,
de lo alto de una nube inflexible miraré,
el sufrimiento suyo sardónico disfrutaré.

Frente a frente un día te besaré
y para la eternidad te dormiré,
así como hacen los mafiosos,
para eliminar los tramposos.

Siempre existió un Caín y Abel,
siempre existirá algo fino y cruel,
en el lodo tu bestial figura,
muy pronto será basura.


 













Etosha park


Hay un lugar adonde todo es extremo,
un sitio de espejismo, de polvo en remolino,
el calor abrazador levanta tornados de arena,
en el largo ciclo de lluvia y torbellino.

Truenos crepitantes y relámpagos brillosos,
son presagio de tormentas y aguaceros copiosos,
se mojan animales por la sabana que el agua cela,
bajo la lluvia inmóviles resisten antílope y gacela.

El impala brinca y al sol estampa su figura,
herbívoros buscan verdosas zonas de pastura,
comparten la extensión con atención creciente,
felinos aguardan con actitud mortífera y silente.

El calor y la sequia vuelven e invaden,
beben otra vez la última gota de humedad,
cancelan lentos meses de constantes lluvias,
brincan estregones conjurando la mortal sed.

Los cachorros comienzan a asechar la presa,
el ciclo de la vida otra vez se completa,
en la boca de la cebra el fin y la sonrisa
y la hora de la muerte es improvisa.

Algunos buscan carne y otros piden tregua,
son botín y emboscada cebra y león,
odio el momento que voy a dejar un sitio,
que comienzo a conocer y comienzo a amar.

 
 












Acostada bota

En el arca de un decenviro,
a la corte de un triunviro,
eterna pintada por averna,
mi acostada bota materna.

De una isla a una ciudad docta,
en todos sitios cultura pernocta,
manos de artistas levantan el sol,
esculpen sempiternos con mármol.

En cada pecho el valor es merecido,
a cada intelecto el talento es añadido,
de ambas cimas son entidades geniales,
descienden de los antiguos bacanales.

Miro medias columnas y cayentes muros,
vestigios de heridas de inmortales figuras,
no te quites de la antigua gloria el manto,
quiero escuchar aún tu maravilloso canto.

Y no calle el grito de tus fuertes gentes,
que en el mundo entero eran famosas,
que pueda durar cuanto la esperanza
y nuestra historia retumbe en lontananza.

Acaba de hacer sobre ti mala ironía,
alguien creerá a tus palabras un día,
no te eches encima con falsa modestia,
lo que expresa por detrás alguna bestia.

 
 
 
 
 
 
 







Te devuelvo

Llegaste como un regalo de la vida,
con un gesto fuerte me lo quitas,
las fatales acusas, el insinuar ajeno,
siempre dejan el serpentario lleno.

Si pudieras aceptarme no tal paquete,
recién llegado de un país muy lejano,
si pudieras verme por lo que soy,
como un simple ser humano.

Con todos los problemas que quizás,
en la vida alguna vez tuviste tú,
una persona con lágrimas, afanes
y enfermedades que padeciste tú.

No me pondrías con la espalda a la pared,
para probarme como a ti te gusta hacer,
sólo disfrutaras un sosegado hombre,
que quiere el final de su vida conceder.

Tú no percibías que en el silencio chocabas,
con un amor que sólo disfrutarlo tenias,
tiemblan a mi alrededor las flexibles cañas,
tengo frio y varias sensaciones extrañas.

Te devuelvo tu cuerpo que conmigo usaste,
el alma no la tienes y nunca la entregaste,
de qué sirve repetir siempre lo mismo,
fuiste tú a borrar todo mi altruismo.

Tú eres una larga sombra curva,
placer que me aprieta y me perturba,
me atrapa y no me suelta hasta el fin,
te hace caminar liviano hasta morir.

Para ti el amor verdadero es un término falso,
aunque me agarras con apasionado garbo,
tu amor es sacro, tu amor es profano,
termina si no doy un perdón cristiano.

Tu amor es el fustigar lento de las horas,
es el silencio entre muchas tamboras,
es de la vida sorpresivos remolinos,
abre senderos y cierra caminos.

Tu amor es una chispa de artista,
te ciega y también te da la vista,
a veces permanece un buen rato,
se paga caro y es algo barato.

Vete al diablo, nadie te ha llamado,
no necesito tu amor tan declamado,
vivir lejano en una isla del trastulo,
en el nombre de mi ancestro Lúculo.








 
 
 
 


El tiempo

Dueño de nuestros ancestros,
señor de la luz, señor del sol,
un día no curvará espaldas,
ni existirá un mar.

Pasará el miedo a lo que nos confunde,
tramontará el sucio mundo y los demás,
cesará la moda del Todopoderoso
y el ciego egoísmo ya no cautivará.

Sólo la sed hacia mi dulce inclinación,
ni siquiera del ilimitado será aplacada,
correrá más allá del fulgor de un rayo,
en la eternidad remontando el tiempo.

 
 
 
 
 
 

 
 
 




Campesino

En el sol perverso del sofocante Junio,
una sombra es noche de plenilunio,
el campesino cuenta la agreste vida,
en la era moderna es vida aburrida.

Mancha de piel y de cincel,
mancha de herida y de comida,
la mano nudosa boceta el dolor,
la lleva a la frente a secar el sudor.

Demuestra sabiduría sin engaño,
el campesino que trabaja todo el año,
capta si será lluvia o sol, tal adivino,
con zapatos gruesos y cerebro fino.

En los días más duros levanta la voz,
amenaza con el puño, los ojos a la luz,
revisa el cielo y lo manda al carajo,
por hacer condena este duro trabajo.

La lluvia que cae es una dulce sinfonía,
escucha los niños que juegan en alegría,
suben y columpian una olvidada carreta,
bambú entre piernas es una ágil bicicleta.

El viento sopla entre endebles hojas,
viejas cantilenas en su memoria y orejas,
el lacónico día una lluvia improvisa lo cierra,
deja el arado ensartado en la hendida tierra.

Y vuelve a casa frente al fuego y a la esposa,
lanzas inciertas encienden su cara rasposa,
desconfiado con un flebil timbre retrata escalas,
por enfrentar al sol y sus lancinantes alas.

Se esconde cada colina, cada montaña,
porque la noche con sus tinieblas araña,
se calla cada sendero, cada ardua vereda,
para el campesino pagado con injusta moneda.

No puedes seguir abusado,
de todo el mundo olvidado,
apéate y ponte en camino,
vete de la amarga tierra, campesino.





 
 


 
 
 


 
Noche

Cuando el llameante sol besa el mar,
para tenderme y hacerme soñar,
cuando suspendes delante al sol,
el escenario de tu universal telón,

llegas y no me pierdo un instante,
contigo el tiempo nunca es bastante,
siempre igual pero siempre distinta,
siempre tu color el alma me pinta.

Y me hace escribir poesías de amor la noche,
a la que nunca he besado en un mar de murmullos,
en un extremo llamado de palabras melifluas,
para que el morir sea sólo un frívolo evento.

Estoy escribiendo una poesía de amor,
al amor del pasado, a un rostro poco amoroso,
yo la quise tanto, pero ella muy poco,
estuvo en mis brazos en un acto engañoso.

Yo la olvidé, aunque creo sea mentira,
me recuerdo su olor y su mágico fluido,
su fresca boca y sus largos suspiros,
aunque de verdad jamás la haya tenido.

El recuerdo regresa, el amor no se atreve,
el sufrimiento fue mucho y el amor tanto breve,
como la vida de un hombre adverso y atrevido,
que se prepara a dejar este triste mundo perdido.

Quiero declamar una poesía de amor esta noche,
pero siento, lo siento que es un viaje sin rumbo,
eres tú la que tengo desde siempre a mi lado
y que siempre tendré en mis brazos infinitos.

Ahora que te vas te daré una cita,
mañana reaparece como estalactita
y trae contigo su impalpable sonrisa,
es todo lo que queda, es toda mi vida.





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3 comentarios :

  1. Me ha encantado el libro, está muy lindo, siga adelante. Ruth.

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  2. Las fotos de la exposición son de un fotógrafo tremendo.

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  3. Vi la exposición, son fotografías de un maestro. Franklin Ortiz.

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